Leí en La Vanguardia del pasado sábado 30 de octubre, que ya ha sido diagnosticado en España el primer caso de Hikikomori. Es un joven de 18 años descrito por su madre como un chico tímido pero que no presenta ningun trastorno psiquiátrico, según los doctores que le atendieron.
Este fenómeno, dicen, podria estar afectando a el 10% de los veinteañeros en Japón. Estos jóvenes comparten con el nuestro rasgos de personalidad paranoide y de introversión social. Los expertos creen que se trata de un caso aislado ya que las diferencias sociales y de comportamiento entre la cultura japonesa y la española, son grandes.

Al leer el ariculo no pude pasar por alto algunos datos significativos; el padre falleció hace seis años, la madre con nivel cultural muy bajo, decepcionado por los compañeros de la universidad, preferencia por estar sólo…seguramente estos últimos detalles son fundamentales para enfocar la terapia adecuada y no sólo la típica recomendación, de evitar que la habitación se convierta en un búnker tecnológico porque lo que hay detrás es un gran sufrimiento.

Creo que aislarse, encerrarse, esconderse, son conductas que utilizamos para defendernos del malestar que sentimos por muchas causas entre ellas, la vivencia de vergüenza.