Afrontar crisis de los 40/50

Muchos hombres y mujeres atraviesan una crisis vital alrededor de los 40 o 50 años, es lo que se llama la crisis de la mediana edad. Pese a que todos sabemos que vamos a ir sumando años, a veces es doloroso y causa gran angustia sentir que la vida se escapa, que hemos perdido vigor y lozanía y que no la hemos vivido como queríamos.

¿Cómo puede sentirse una mujer a los 40 o a los 50 años, si ha sido madre y no ha logrado hacer frente a sus retos profesionales? Y el hombre, ¿cómo se plantea la vida a partir de los 50 años, cuando no ve cumplidos sus objetivos y se da cuenta del paso del tiempo? ¿Cómo aceptar los cambios que ejerce el tiempo sobre cada uno? ¿Cómo vivir y ser feliz con el horizonte vital más cercano?

Las consecuencias de esta crisis existencial son suficientemente conocidas: infelicidad, pérdida de ilusión y motivación, sensación de fracaso, ruptura matrimonial y familiar, comportamientos irresponsables, actividades de riesgo,etcétera.

Las crisis vitales, sin embargo, también llevan implícita una oportunidad: repensar y redefinir la vida que queremos vivir en adelante. ¿Por qué una mujer o un hombre no pueden introducir pequeños cambios en su vida a los 40 o a los 50 años? Este es, en gran parte, el objetivo de la asistencia terapéutica que ejercemos los y las profesionales de la psicología. Hacer ver a nuestros clientes que el valor añadido son los años vividos y la experiencia acumulada.

Yo enfoco el tratamiento de las crisis vitales como una travesía necesaria para resolver y dejar atrás aquellos aspectos que hemos ido arrastrando y acumulando y que necesitan ser revisados ahora. Para algunos se tratará de fomentar por fin el cuidarse a sí mismo/a en los aspectos físico, psíquico, emocional y espiritual; para otros consistirá en descubrir talentos propios y nuevos retos, y otros muchos podrán dejar de sentirse responsables de todo y de todos. Esta etapa puede ser una de las más creativas en la vida de una persona.

El tiempo vivido es un tesoro, a partir del cual podemos reinterpretar nuestras vivencias, vivir plenamente el presente y ver el futuro con una óptica nueva.